Debido al panorama en constante cambio del sector de la música, la industria de la música y los derechos de autor se ha enfrentado a una grave interrupción de su modelo de negocio. En particular, el crecimiento exponencial del streaming ha creado nuevos desafíos, con nuevos escenarios.
Los servicios de streaming como Spotify y YouTube han aumentado dramáticamente el número de transacciones por mes, mientras que, al mismo tiempo, los ingresos por transacción han disminuido a fracciones de un centavo.
La combinación de millones de transacciones de transmisión de música (con metadatos pobres) contra una base de datos de millones de canciones también ha causado problemas. Muchas organizaciones de derechos de autor no han podido hacer frente a este aumento en los volúmenes de datos, lo que significa que la mayoría del uso de la música no se está grabando o remunerando adecuadamente. En muchos casos, el ingreso de la licencia que se debería haber pagado a los compositores de canciones y editores de música se ha mantenido en las compañías de transmisión.